Monkeyshines, No. 1 (1890)




Monkeyshines, No. 1 es probablemente el primer ejemplo de cine experimental, aunque solo sea experimental por accidente, porque no había ningún medio que permitiese capturar la realidad con más realismo (valga la redundancia) que ese.

Este filme fue rodado por William K. L. Dickson y William Heise para el laboratorio de Edison, con la intención de probar de manera interna la cámara que estaban fabricando para capturar imágenes en movimiento: el kinetógrafo.

Aunque no se sabe con certeza si la película es de 1889 o 1890, se cree que fue el primer filme rodado en Estados Unidos. Existen otras dos pruebas tituladas igual —Monkeyshines, No. 2 y Monkeyshines, No. 3— realizadas en la misma época, pero no resultan tan curiosas porque se ven ligeramente más nítidas. Monkeyshines, No. 1 es prácticamente abstracta.

Al igual que en la mayoría de experimentos de Eadweard Muybridge y Étienne Jules Marey, los temas principales de la película son la figura y el movimiento humanos. No obstante, es probable que no fuese una elección premeditada, sino simplemente cuestión de lo que tenían más a mano en el laboratorio. A pesar de que no está muy claro quién es el protagonista, se sabe que es algún empleado de Edison.

Dos de los biógrafos más conocidos de Dickson tienen dos teorías distintas al respecto de quién es el actor y en qué año fue rodada. Paul Spehr afirma que fue rodada en junio de 1889 con John Ott, mientras que Gordon Hendricks cree que fue rodada en noviembre de 1890 con G. Sacco Albanese.

La teoría de Hendricks se basa en declaraciones del propio Dickson, quien explicaba que había rodado los experimentos para cilindro usando de actor a Albanese: «…un griego alegre e inteligente, llamado Sacco Albanese, fue una de mis primeras víctimas, figurando en la mayoría de películas de 1/4 pulgadas, y después en la de 1/2 pulgadas. Cubierto de blanco, hicimos que sufriese algunas travesuras extrañas» [Who’s Who of Victorian Cinema] (quizá de ahí el título de la película, Monkeyshines —«travesuras»).

En realidad, Albanese no era griego, sino maltés. En cualquier caso, por lo que se sabe de él, solo trabajó para Edison durante un año, precisamente entre 1890 y 1891, así que si la teoría de Hendricks es cierta la película tiene que ser anterior a abril de 1891, fecha en la que Albanese dejó el laboratorio de Edison.

La especulación de Spehr es que en 1890 Edison ya no estaba haciendo experimentos con cilindros porque ya habían sido reemplazados por rollos de película. El método de los cilindros consistía en una serie de microfotografías colocadas en espiral alrededor de la superficie externa de un cilindro, iluminadas desde el interior de este utilizando chispas eléctricas. Al contrario de lo que conjetura Spehr, se creé que Edison no abandonó la idea de los cilindros hasta finales de 1890, por lo que parece más plausible la teoría de Hendricks.

Más allá de las lagunas habituales de la historia, lo realmente interesante de Monkeyshines, No. 1 es esa estética cuasi abstracta que subraya más que nunca la cualidad espectral, hauntológica, del cine. Se trata de una película experimental en el sentido de que es un experimento primerizo, pero también en el sentido contemporáneo habitual de la etiqueta «cine experimental», por sus imágenes desdibujadas mucho más próximas al cine abstracto que a cualquier película «tradicional».

No obstante, quizá la etiqueta «cine experimental» no sea demasiado afortunada. Al fin y al cabo, como escuché decir una vez a Peter Kubelka, un experimento es una prueba que no sabes cómo va a salir, y la mayoría de cineastas experimentales saben perfectamente qué están haciendo.